Átiko13: Aprendizaje inclusivo a través de la música

Conocí a Maro Alberte en un Meetup dirigido a asociaciones sin ánimo de lucro. Estábamos sentados en círculo, contándonos cada uno lo que hacíamos, como en una reunión de alcohólicos anónimos; todos respaldábamos proyectos jóvenes, de corta trayectoria, pero la mayoría estaban bien enfocados y habían dado pasos de gigante en muy poco tiempo.

Maro me asombró por su energía, que le desborda la mirada, la voz, la forma de mover las manos. En algún momento de su discurso, mientras nos explicaba su proyecto, hasta me pareció que estaba enfadadísima. Pero no era así: Simplemente estaba entusiasmada. En poco más de un año, habían logrado poner en marcha el proyecto “Batukátika”, un grupo de percusión y batucada con y para personas con diversidad funcional del Distrito de Puente de Vallecas.

Su visión de la música como un medio de aprendizaje inclusivo me cautivó desde el principio. Me acerqué a ella para pedirle una entrevista para Learning Lovers y me contestó cauta que tendría que consultarlo con la asamblea. Al cabo de unos días, me dio el visto bueno y me embarqué en lo más profundo de la línea 1 del Metro de Madrid, hasta llegar al Centro Cultural Pilar Miró, en el barrio de Vallecas, donde realizan sus ensayos. Allí me esperaban Maro,  Alejandro y Elena para permitirme escucharles.

El nacimiento de la idea

Alejandro: “Todo esto empezó en el barrio de Vallecas de Portazgo Nueva Numancia con la idea de lanzar un proyecto. Una vez puestos al lío, me di cuenta de que era mejor si lo compartía con más gente. Empecé a decirles a todos que vinieran con sus proyectos, los que creían que podrían funcionar, a ver si podíamos hacer algo. Al principio, se quería constituir esto como una cooperativa, pero vimos que era muy complicado y entonces decidimos hacer una asociación”.

Elena: “Yo les conocí; entonces, me dijeron lo de la asociación. Yo quería participar porque siempre he estado involucrada en asociaciones y entonces me dijeron: “Bueno, pues haznos alguna propuesta con un objetivo que tengas para desarrollar algún proyecto”. Desde una asignatura de Psicología de la educación especial y de otra asignatura de Neuropsicología había tratado el tema de la músico-terapia: Cómo a través de la música aumentan nuestras capacidades intelectuales, cognitivas, sensoriomotrices, de memoria, de atención, sociales… la música es muy completa a la hora de trabajar sobre el sistema nervioso. Viene muy bien a la hora de conectar la sinapsis y de establecer tejidos neuronales.

Antes de venir aquí, tuve una idea con una fundación con la que trabajaba de hacer un día de ocio, que es lo que hacemos ahora, de diversidad funcional con batucada, y la verdad es que salió muy bien. Después, les conocí a ellos y les comenté que el proyecto en el que creo, en un inicio era hacer la batucada con discapacidad intelectual y con grupos heterogéneos intergeneracionales. Pero luego Maro dijo: “¿Por qué no lo hacemos también con movilidad reducida?”, luego otra chica dijo con sordos y ciegos… Entonces, se fue ampliando. Yo tuve la idea de diversidad funcional y discapacidad intelectual, pero se fue abriendo y cada una fuimos aportando.

Primeros proyectos

Elena: “Decidimos hacer dos festivales solidarios en la sala Hebe, donde teníamos el contacto; hablamos con varios grupos que eran amigos, o batucadas en las que yo tocaba, o en un grupo que toca ella –Maro- o amigos de otros grupos, para que lo hicieran de manera voluntaria, porque nadie cobraba, y que todo fuera íntegramente destinado a la compra de instrumentos, porque son bastante caros, -y eso que los hemos comprado en una tienda online que es bastante económica-, pero el precio oscila entre los 100, 180, 200 y pico euros, más las fundas… Bastante caro.

Entonces, hicimos una programación de cómo queríamos que se estructuraran las sesiones. Esto era una experiencia piloto. Y después, ahí también lo que creamos fue un tríptico para enviar a las diferentes asociaciones y fundaciones del barrio para ver cómo iba calando eso.

Hicimos nuestro primer taller en la Asociación Inclusive, a través de un contacto de Alejandro. Ahí era para discapacidad intelectual. La verdad es que estuvo muy bien. Había un chico que tocaba la caja que tenía un nivel bastante alto, y de hecho quieren que volvamos a tocar y que hagamos varias sesiones allí al mes.

Después, salió lo de la Fundación del lesionado medular, que es el proyecto que estamos llevando a cabo ahora; para ello, un amigo de Maro que es ingeniero aeronáutico tuvo que comprar materiales para hacer unas estructuras, con el fin de hacer las adaptaciones, y esto fue un follón… Se compraron los cuadros de pvc, se hicieron todas las estructuras… Los chocalhos, que son instrumentos que se mueven así, pues uno era demasiado grande, ahora el repique también hay que adaptarlo… Es una adaptación tras adaptación.

Luego también otro proyecto que hicimos fue con Acaya. Acaya es una empresa donde yo trabajo de ocio y tiempo libre; ahí se trabaja a través de la percusión también. Nos dijeron: “¿Por qué no venís a hacer un taller?” También les gustó tanto que luego se volvió a repetir”.

Esfuerzo por vocación

Elena: “Lo que pasa, un hándicap de esto, es que realmente se está pagando poco para lo que es, porque es mucho esfuerzo el que vengan coches de un sitio para otro, y luego transportarnos las personas (seis personas es poco porque sus características requieren mucha atención); es mucho esfuerzo y mucho coste para lo que es.

Tenemos muchos debates de si lo cogemos, no lo cogemos… Al final, nos pesa la vocación, porque estamos aquí porque nos gusta y queremos que el proyecto salga adelante y lo hacemos, pero con bastante esfuerzo de horarios y de todo (esto fue en Fuenlabrada).

Igualmente, aunque sea en Vallecas, aunque sea cerca, el simple hecho de venir del norte de Madrid, llegar aquí, coger los instrumentos, que ya son muy pesados, transportarlos por las escaleras, volverlos a cargar, ordenarlos, afinarlos…

Es un proyecto que es costoso, pero es muy gratificante porque, a nivel personal, aunque es un proyecto de ocio, sí que algún chaval ha dicho: “Ah, sí que esto nos sirve de terapia”.

Necesidades para seguir avanzando

Alejandro: “Para la asociación necesitamos una furgoneta y una cofinanciación por parte del ayuntamiento o de alguna entidad pública, o de cualquier entidad privada que decida aportar a este bonito proyecto”.

Elena: “Sí, se necesita financiación, porque nosotros ahora a fin de cuentas lo estamos haciendo de manera altruista. Todo va para la asociación, para reponer instrumentos. Tiene que ser una parte para que se valore nuestra profesión, porque nosotros no somos meros monitores, somos psicólogos, somos trabajadores sociales, tenemos experiencia, también hay músicos… Entonces, es la fusión de mucha profesionalidad. Es una experiencia piloto nueva, es cierto, pero hay que apostar por ella porque los beneficios positivos que trae a este colectivo son enormes”.

Futuros proyectos

Alejandro: “Se ha propuesto abrir otra vía de este proyecto, que básicamente es el colectivo de menores en riesgo, de etnia gitana, aunque no sólo van a participar gitanos. Se va a participar con la Fundación del secretariado gitano, en la colonia de verano en julio, como experiencia de prueba.

Es una experiencia real, no es un simulacro; los niños en campamentos están acostumbrados a escuchar: “Bueno, vamos a hacer percusión, con unas macetas, a las que vamos a poner un plástico”. Ellos lo viven, pero la experiencia no es igual que si tienen delante un instrumento real y pueden aporrearlo cuanto quieran. Se ve distinto. Se lo toman más en serio, y sobre todo, la sensación de que están tocando música de verdad, es lo que verdaderamente les engancha, no que sea un simulacro, que estemos haciendo una cosa de prueba, que también está bien, pero no es lo mismo”.

Elena: “Yo creo que va a salir bien. En campamentos, siempre se hacen instrumentos reciclados, pero como dice Alejandro, esto ya son instrumentos profesionales. Ellos también pueden ver una vía a su ocio que no sea el estar en la calle haciendo alguna, o a ver qué les depara la vida. El origen de este proyecto viene de Carlinhos Brown, de uno de sus grupos, desde las favelas de Candeal.

A través de los tambores, de la percusión, a los chavales que estaban en la calle, con la droga, buscándose la vida como podían, les enganchan mediante la percusión y la música y salen de eso. Y es un buen espacio de socialización. Seguramente, con este colectivo de menores en riesgo también va a funcionar, porque les va a venir muy bien para escucharse, para respetar los ritmos, para el empoderamiento, la capacidad de liderazgo, la empatía con el otro..”.

La memoria de Átiko13, un dossier anual

Maro: “De momento, vamos a hacer un dossier, el dossier de todo el año con todos los proyectos, para que el curso que viene podamos proponerlo como una prueba de que este proyecto es viable, es factible y motiva.

Será un dossier con toda la información de las estructuras, toda la información de la autofinanciación que ha habido, todo el tema del repertorio, material audiovisual de todos los talleres, fotos, vídeos… para que se siga proponiendo para la diversidad funcional física y que se vean los resultados, ya que ha funcionado y es pionero con personas con movilidad reducida.

Lo que ofrecemos es que ya se ha montado un grupo, y además se pueden formar batucadas autónomas, se pueden crear varios grupos de batucada y de ocio y de música en general. La inversión también es que con todos esos instrumentos y con todo este rodaje en cuanto a batucada, se pueda ampliar para que no sea sólo un proyecto de batucada inclusiva, sino todo un proyecto de música inclusiva: Que haya también otros instrumentos de armonía, otros instrumentos de percusión, instrumentos que la gente colectivice de alguna manera, y donde lo único que haga falta sea un espacio y gente con ganas, y según las preferencias musicales  o los gustos, se puedan ir formando bandas y grupos de todos los estilos, incluso fusión o lo que haga falta. El tema es que luego se pueda abrir no sólo al colectivo de diversidad funcional, sino a colectivos en riesgo de exclusión, porque al final la música la hacemos todos.

Hemos acudido a nuestro público objetivo, que era el colectivo específico en el que íbamos a centrar el proyecto, o incluso a servicios sociales. Hemos acudido más al sector de la intervención social que al de la música propiamente dicha. Con fundaciones de entidades musicales, se enfocaría a buscar los espacios, buscar los instrumentos que se puedan donar, reparar, reciclar..”.

Innovación en la intervención social

Alejandro: “Un poco, lo que tiene esto es la exclusividad: No hay otra batucada adaptada a personas con movilidad reducida. Por lo menos, yo no tengo constancia de ello”.

Maro: “En España, por lo menos somos los primeros que lo hacemos”.

Alejandro: “Las estructuras están publicadas en facebook en la página de la asociación”.

Maro: “Yo creo que ése es el tema: Aprovechar la exclusividad en el colectivo de movilidad reducida, que es en el que nos tenemos que centrar, también por darle salida a todas las adaptaciones de los instrumentos, a todas las novedades que estamos introduciendo tanto en la batucada como en la intervención social.

Al llegar a la Fundación del lesionado medular y decirles: “Vais a tocar batucada”, al principio ninguno se lo creía. Y cuando han salido al segundo día millones de cosas que a nosotros nos han costado meses, de alguna manera se han superado sus expectativas y las nuestras.

A mí lo que me gusta de esta asociación es justo la creatividad que hay, porque yo he hecho muchos proyectos de ocio con chavales con diversidad funcional, con mujeres, con inmigración, pero nunca he visto proyectos que empiecen desde cero con la ambición y la creatividad que hemos tenido nosotros, que también nos ha costado lo nuestro”.

Un proyecto con grandes metas

Maro: “Precisamente, tener tanta ambición lo que hace es que tengamos una meta enorme, pero desglosarla en metas pequeñitas es muy complicado. Saber por dónde tienes que dar los pasos para llegar a esa meta es complicado. Hay metas enormes: Una de ellas es que se siga pudiendo convertir en una cooperativa.

De momento, el caminito es que se vaya sumando gente y que podamos formar grupos nuestros, que tengamos nuestro propio espacio para que la gente pueda acudir a él y de ahí tener nuestros propios recursos, que poco a poco esto se fuera abriendo a todo el barrio, se hiciera verdaderamente comunitario y se hiciera verdaderamente emponderado para autogestionarse, autofinanciarse… Para poder mantenernos de manera comunitaria y participativa. Pero eso es una meta muy larga.

Otra meta es ir consiguiendo más financiación para poder desplazarnos a más sitios, ir consiguiendo que esto interese a más fundaciones, que este espacio se aproveche también, que tengamos nuestro propio grupo y que de ahí vayan surgiendo más; de momento, hay que ir partiendo de lo micro, del micro proyecto que teníamos, que ahora se está haciendo un poquito más grande. Yo creo que lo fundamental que ahora necesitamos es financiación y gente que le interese esto. Gente es fácil que encontremos, porque este proyecto es muy interesante, muy llamativo, pero muy costoso, también”.

La opinión del beneficiario

Maro: “Desde el chaval que estaba ya haciendo terapia, hasta la semana pasada, que por ejemplo vino otro percusionista a ayudarnos con un taller, a dar una clase él, hasta el que nos dice: “Vamos a hacer no una muestra, sino dos”, vamos a la batalla naval, vamos a las fiestas… Se percibe mucha ilusión,  sobre todo. La respuesta es mucha ilusión y mucha sorpresa al decir: “Qué guapo está esto y nunca lo había intentado”, o “nunca había pensado que podría hacerlo”, y ésa prácticamente es la respuesta. No hemos tenido tanto contacto con familiares, pero los propios participantes están muy motivados”.

Cómo participar

Maro: “Para apuntarse, sólo tienen que llamarnos, enviar un correo a info@atiko13.com, o bueno, meterse en la página y ahí están los números de contacto. La página está en facebook, Asociación Átiko 13, y ahí están los medios de contacto. Si no, pueden acudir a La Villana, ya que somos uno de los colectivos que participa ahí. También tenemos un blog y estamos en redes sociales. Lo único que pedimos es que tengan ganas de un objetivo común, que esto no se lo tomen como un voluntariado cualquiera en el que vas a disfrutar un par de días y ciao, o como unas prácticas que vienes, haces lo tuyo y te vas.

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Que tengan ganas de implicarse, que tengan iniciativa, que tengan ganas de sacar adelante un proyecto común. Yo,  para que esto me haya valido la pena, todos los disgustos que me he llevado, le he echado a la semana más horas de las que existen. Mis días han tenido 30 horas, a veces. Pero claro, entiendo que cada uno se puede implicar en la medida en que puede o quiere. No hay un requisito de jornada de 8 horas diarias de 10 a 6. El tema es ése: Si tú tienes un objetivo común, tienes un proyecto de futuro, quieres ver salir las cosas, quieres ver crecer ya, tienes que regar mucho, hay que echarle muchas horas, hay que currárselo mucho”.

Perfiles más buscados

Maro: Un informático nos vendría de perlas…”

Alejandro: “Un informático y un abogado”.

Maro: “Incluso un contable tampoco nos vendría mal. Bueno, eso lo tenemos solventado, pero bueno, no estaría de más”.

Financiación

Maro: “No tenemos puesto el número de cuenta en la web. Normalmente, no estamos pidiendo ese tipo de donaciones. Pedimos más las donaciones en cuanto a las fiestas solidarias que organizamos, o a que se done material. No solemos pedir donaciones de dinero”.

Alejandro: “Claro, es que el problema para la donación de dinero, que ya nos lo planteamos en algún momento, a través de microcréditos sobre todo, de crowdfunding, etc, es que no es para un producto, no es para un proyecto que haga falta “X”, porque eso ya está conseguido. Ya para lo que hace falta el dinero es para que la gente le dedique el tiempo que necesita esto. Aunque existe el crowdfunding recurrente, no lo veo tan factible como el otro, el de objetivo. Aparte, esto es una opinión totalmente personal, yo creo que el crowdfunding está hecho para que paguen tus proyectos tus amigos y familiares. Esto, yo creo que es un proyecto bonito que es llamativo y que cualquier entidad privada acabará queriéndolo”.

Maro: “Yo creo que a lo que se refiere Alejandro es que en cuanto a recursos económicos, también ocurre lo que decía Elena: No necesitamos un recurso económico específico para comprar tal; necesitamos recursos económicos permanentes con los que poder no sólo sufragar gastos, sino también poder pagar salarios, poder pagar de alguna manera todo lo que está haciendo cada uno de nosotros; que sea un reconocimiento económico a tu cualificación, a tu trabajo y a todo eso.

En cuanto a la economía, no tenemos un rollo de decir: “Es que tenemos que comprar tal y tal”, no. Si a lo mejor tuviéramos una financiación “X” de un banco o de una empresa o de una subvención o lo que sea, a lo mejor con eso ya podríamos sufragar el gasto de furgonetas, de gasolinas, poder pagar sueldos… Yo creo que el crowdfunding está más destinado al tema de material, para tener un resultado material, pero no para tener el resultado del mantenimiento de un proyecto social, y que es justo la financiación que necesitamos ahora”.

Alejandro: “A parte que ya lo hablamos con una chica que se dedica al crowdfunding y que nos dijo: “Eso no os lo va a pagar nadie. Os van a pagar los instrumentos en caso de que lo necesitarais, pero el salario no lo va a pagar nadie, el salario os lo tenéis que buscar”.

Maro: “El tema también es eso, ¿no? Si queremos que esto avance, que esto perdure y haya continuidad, no es cuestión de una macro donación de 10.000 euros; realmente, como nos estamos autofinanciando, los gastos materiales del proyecto en sí, están sufragados. El tema son los salarios. Los salarios, aunque fuera con una macrodonación, sería muy complicado, porque cubre de aquí a 10 años y cuando se acaba ese dinero, o buscas otra macrofinanciación, o el tema sería ya poder firmar convenios, subvenciones, concesiones de cualquier tipo de entidad que te requieran una continuidad o un contrato de cuatro, cinco años renovables. Entonces, de alguna manera tú ya ahí tienes todo cubierto”.

Elena: “También lo que pasa yo creo, es que antes había otra chica que se ha notado que se ha ido, que lo hacía muy bien y ella dirigía también. Ella ha encontrado un trabajo y se ha ido, no porque no le gustase esto -ella estaba encantada-. Entonces, si yo por ejemplo tengo un trabajo con el que cobro y todos estamos en este trabajo todas las tardes, cada día en una fundación, en una de movilidad reducida, de discapacidad intelectual, de ciegos, sordos, etc, cada día, tanto por la mañana como por la tarde, incluido haciendo el proyecto musical no sólo de percusión, sino de otros instrumentos, y nos dedicamos ya plenamente a ello, nosotros y nosotras tenemos que tener también un reporte económico, porque de algo tenemos que vivir. Además, en algún momento se puede hacer una investigación científica y eso puede tener una repercusión, pero tiene que ser reconocido también por otras personas lo que estamos haciendo, porque si no, ¿qué pasa? que llega un momento en el que te sale otro trabajo y al final lo dejas”.

Alejandro: “La financiación es para aportar estabilidad. Como esta chica estamos cualquiera. Yo ahora mismo estoy en paro. A mí el día de mañana me sale algo en que trabajar y me voy a tener que ir. Y yo no soy el peor, porque quieras que no, yo estoy de apoyo, pero por ejemplo, le sale a ella –Elena-, que es la que dirige y ¿qué hacemos? o Maru, por ejemplo, que es la que lleva el coche”.

Elena: “Y la que afina, porque yo no tengo ni idea de afinar. Yo tenía pensado en los ensayos próximos que tengamos, enseñarles a dirigir y que se aprendan todo lo que sé, para el momento en que no esté yo, que lo hagan ellos igualmente”.

Maro: “El tema es que al ser un proyecto autofinanciado, es muy difícil que podamos contratar en exclusividad a una persona para que dirija. Es muy bonito decir que todos somos interdependientes y cómo nos queremos y cómo nos cuidamos, pero es una putada, porque el día que yo falle, o que mi coche pinche una rueda, se va todo al carajo. El día que a Elena le salga un trabajo o enferme o por constipado o se tenga que ir fuera o tenga un viaje o tenga tal, se va todo al carajo. El día que Alejandro no venga, perdemos un apoyo que se nota mogollón. Digamos que al hacerlo todo tan interdependiente, cada uno se encarga de una sección y realiza un cometido que si falla esa pata, nos quedamos todos cojos.

A mí por ejemplo, me cambian de sección y yo ya con los surdos no sé qué hacer, no sé cómo apoyar, a Alejandro le quitas de la sección de la caja y le pones en los surdos y igual sí, porque los surdos es más fácil, pero nos quedamos cojos. O con sólo dos personas no puedes llevar un grupo de 12 ó 13 personas con diversidad funcional. El tema es que todas somos imprescindibles, pero es muy fácil que de alguna se tenga que prescindir porque le salga algo con lo que pueda vivir y mantenerse”.

Elena: “Aquí lo que hace falta y que lo hablé con una chica son terapeutas ocupacionales, porque ya sí que específicamente trabajan toda la psicomotricidad, o psicoterapeutas también, porque a mí me pasa, que a la hora en que le tienes que colocar las mazas, mi profesión es lo mental y a través de ahí trabajo lo físico, pero yo no trabajo lo físico, y estoy aprendiendo con ellos, ellos me están enseñando a decir: “No, engancha aquí, pónmelo así”, que me encanta aprender, pero sí que si hubiera alguien profesionalizado, sería genial”.

 

Perfil del beneficiario

Maro: “Yo el otro día leí que sólo en Vallecas, en el distrito del puente de Vallecas, había un 6,3% de las personas con diversidad funcional física de Madrid. De ahí, sumando todas las que haya en todos los distritos de Madrid, sumando que esto se trata de un proyecto de batucada inclusiva en el que puede participar cualquiera, unos sin diversidad funcional, otro con cualquier tipo de diversidad funcional, con cualquier tipo de problemática, o sin ella, a priori, contando que esto es inclusivo, el colectivo de beneficiarios podrían ser los 5 millones de habitantes de la Comunidad de Madrid”.

Elena: “Luego aclarar que en la diversidad funcional también se ha incluido la discapacidad y los trastornos mentales; la diversidad funcional abarca todo. Para salud mental no lo hemos probado, pero todo se andará: Personas con esquizofrenia, bulimia… una persona que lo único que tiene ganas es de vomitar, y tú ese vacío lo suples con toda la energía que le das pegando un tambor o con música, va a pasar; una persona que tiene depresión, a través de la música sale de la depresión. Hay estudios que lo dicen. Nosotros lo que hemos hecho es saber de esos estudios y llevarlos a cabo con la batucada, que no había nada con la percusión, pero queremos ampliarlo haciéndolo comunitario con los demás instrumentos”.

Todos al Baturock

Elena: “A mí lo que me gustaría es organizar un festival, el Baturock, aquí en Vallecas, con todos los grupos de batucada y de rock que haya, con personas con trastornos mentales, exclusión social, diversidad funcional… que todos participen en el festival para juntar a esas personas; eso da una capacidad de emponderamiento brutal. Que puedan decir: “Nosotras somos capaces de hacer un festival”, porque es un colectivo muy estigmatizado; la discapacidad ya no tanto, pero los trastornos mentales sí lo son y si a través de la música salen a la luz y ven que ellos también pueden, puede ser muy gratificante y puede tener resultados muy positivos”.

Maro: “En cuanto al objetivo de esto, es que poco a poco se vaya haciendo global, completo, totalmente inclusivo; entonces al final ahí estaría la batucada, el rock; se podría ver cualquier estilo de música, simplemente que haya un espacio en el que la gente pueda acudir, ya sea en masa, o de uno en uno, con cuentagotas. El tema es que esto se haga realmente comunitario e involucre a todos los sectores con diversas problemáticas sociales o no”.

En busca de una sede social

Elena: “Porque esas personas pueden ser agentes comunitarios también; unos se retroalimentan a otros. Luego también dijimos que a la batucada acudieran profesionales, familias, para que compartieran estos momentos de ocio, o de terapia, o lo que sea, con esas personas, no con lo que ya está establecido por la norma. Me voy a salir de la norma, voy a hacer otras cosas que también van a ser inclusivas para mí. Nosotras nos juntamos aquí en este espacio apenas dos horas, no llega, entre unas cosas y otras. Lo que necesitamos realmente es un espacio donde poder hacer intervención real, donde tener unos documentos, unos instrumentos, que esté insonorizado, donde poder hacer dinámicas, charlas, ponencias..”.

Maro: “Sobre todo, también tener un punto de referencia. De alguna manera, nosotros nos estamos moviendo desde nuestros puntos de origen a este servicio o a este recurso que está en Fuenlabrada, en Chamberí, en Vallecas, donde sea; estamos deslocalizando un poco el servicio. Lo que necesitamos también es un espacio propio. Yo no te conozco porque seas de Vallecas, o de Chamberí, o de Fuenlabrada; Te conozco por lo que haces y lo que necesitamos es tener este sitio donde poder acudir si tú quieres, y que eso vaya generando también la idea de que queremos que la batucada sea autónoma, autosuficiente, y quiero montarme mis propias jornadas con esta gente, relacionarme con éstos, y de alguna manera ir tejiendo redes sociales a través de la música. Yo creo que eso se está perdiendo de vista, el tema comunitario en cuanto a las instituciones y a la administración aquí en España, y en general yo creo que en Europa”.

Subvenciones

Maro: “Llevamos poquito tiempo, y uno de los requisitos en la mayoría de convocatorias a nivel público es estar reconocidos como de utilidad pública. Y el requisito imprescindible son dos años. Luego todos los informes… Hay subvenciones de la Comunidad de Madrid que te piden 5 años, seas o no de utilidad pública”.

Alejandro: “Llevamos dados de alta oficialmente desde el 23 de enero de 2015”.

Maro: “Hemos avanzado mucho, se ha pateado mucho. Yo no tengo muchas referencias, pero comparativamente, muchas asociaciones en su primer año no se han movido tanto. Porque ya de por sí en el primer año se lanza un proyecto que es viable, que se está demandando, que se está abriendo a muchos recursos más… Que en un año nos hayan salido con este proyecto otros dos proyectos un poco más aislados, aunque sean talleres… Este mismo proyecto, a los dos meses de ponerlo en marcha con la Fundación del lesionado medular, ya te habían dicho: “En septiembre volvéis”; creo que pocos proyectos tienen ese alcance.

A parte que a mí, en todos los servicios sociales ya me saludan por mi nombre. Les falta preguntar que qué tal mi familia. Yo creo que nos conocen ya a todos; en lo que respecta a diversidad funcional, yo creo que la mayoría de recursos que hay en el barrio, o que aparezcan en la guía de recursos, ya tienen constancia de este proyecto”.

Defendiendo el derecho a expresarse

Alejandro: “Además, al ser batucada, piénsalo, es que a mí me parece muy guay, sinceramente, el hecho de estar dando una oportunidad a gente que tiene el derecho pero no el apoyo para poder hacerlo. Quiero decir, que una persona en silla de ruedas a la que le apetezca tocar en un parque con una batucada como lo pueda hacer cualquier persona, le falta ese algo que es lo que nosotros estamos dando”.

Maro: “De alguna manera, nosotros estamos siendo el punto de apoyo para gente que no se hubiera imaginado nunca tocando un tambor en el mismo sitio donde juegan al pinpon, o en la fundación a la que van para sólo recibir terapia o fisio o que sus proyectos de ocio hayan sido durante 10 años los mismos, y de repente vean eso y además vean que les hemos puesto todas las facilidades, todas las adaptaciones, todas las que se han podido, evidentemente, y que se trabaja para ellos, para que se pueda salir a hacer pasacalles, a participar en fiestas… de alguna manera es el punto de apoyo para que digan: “¡Estoy en una batucada!”

Alejandro: “Mirado desde el punto de vista técnico, el objetivo ahí sería proporcionar a esas personas la oportunidad o el apoyo, los medios para poder participar en la vida pública, que es un derecho fundamental, y hasta ahora no se le había ocurrido a nadie”.

Maro: “Sí, ése es el punto: Quiero un proyecto de ocio, pero vamos a darle un par de vueltas más porque proyectos de ocio hay tantos. “Yo quiero un proyecto de música”, bueno, pero vamos a darle un par de vueltas más, porque proyectos de música también hay muchos. “Yo quiero un proyecto de música que llegue hasta ahí”; entonces, para eso, hace falta mucho curro, hace falta que a mucha gente le interese, hace falta mucho movimiento… Entonces, vamos a buscar alternativas para que no sea lo mismo que tenga cualquiera”.

Rompiendo con lo establecido

Elena: “Yo lo que creo también por ejemplo es que la gente hace las carreras y se queda en el limbo. Hay que intentar aprovechar las oportunidades. Cuando a mí me lo dijeron, yo tenía la idea desde hacía un año. Me dijeron que había una asociación donde podía pasarme, y de repente eran ellos, que les había conocido antes en un bar, de amigos por amigos.

Eso y llegar y empezar algo de cero es muy bonito: El que no te lo den hecho, sin quedarse con lo establecido, porque lo establecido ya está y ya lo están haciendo otros; como mucho, puedes evaluarlo para mejorarlo, o cambiarlo, pero a veces supone mucho más esfuerzo querer cambiar lo establecido, que te estás dando todo el rato trompicones contra lo que ya hay y que te dicen que no, a hacer algo creativo, con otras personas que como tú tienen ilusión, que empiezas de cero y poco a poco lo ves crecer. Lo veo mucho más enriquecedor y sobre todo si eres joven. Si eres joven, no hace falta emprender como está establecido, puede hacerse de forma auto gestionada”.

Maro: “Esto también empezó como: “Se me ha ocurrido esto, venga, tal”; de la noche a la mañana, éramos un montón de trabajadores sociales, de psicólogos, de educadores, de monitores, de antropólogos, de músicos, de diseñadores… De repente, nos vimos y éramos ciento y la madre, todos estábamos súper formados, todos teníamos unas ideas alucinantes, y de repente te ves y dices: “Vale, vamos todos a la misma, vamos a un proyecto de futuro, porque queremos hacer las cosas también a nuestra manera, no de la manera establecida”.

“Si no, yo me haría unas oposiciones y me pondría a currar de funcionaria, de trabajadora social en cualquier centro de servicios sociales, pero es que no creo en eso. Creo que las cosas se pueden hacer de otra manera, creo que hay que seguir otros modelos, creo que hay que crear también. Ése es el tema: Nos hemos juntado gente con muchas ganas de hacer las cosas diferentes porque estábamos hartos de lo que se nos ofrecía en el exterior, y decidimos hacerlo desde dentro. Desde dentro quiere decir autogestionarse, autofinanciarse, darse muchos pateos, darse mucho contra las paredes y contra las administraciones y luchar contra lo que no te deja ni estar dentro ni estar fuera. Es crear desde cero otras formas de trabajo, de intervención social, otros recursos..”.

El equipo Átiko13

Maro: “Átiko13 somos 5 trabajadores sociales, de los cuales además hay dinamizadores comunitarios; hay monitores de ocio y tiempo libre; una reciente incorporación de una licenciada en Geografía, que además ha estado mucho tiempo viviendo en México y tiene muchas ideas de música; hay músicos; tenemos psicólogas; una educadora social, diseñadora y artista… Aparte de que cada uno tiene luego un máster en periodismo, un máster en Derechos Humanos, una carrera más o menos prometedora en la música y en el arte en general… Ahora mismo somos 11, con dos recientes incorporaciones. Hemos estado oscilando siempre entre 10, 15”.

Escrito por Leticia Lafuente para LearningLovers.org.

 

 

 

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