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Conocí a Beatriz Velasco en una consultora de formación de cuyo nombre no quiero acordarme. Llegó con su sonrisa y la mirada llena de luz, una cartera repleta de propuestas, la cabeza despierta y ganas de meterse el mercado en el bolsillo. Como tantas otras veces, el impulso, la ilusión y el talento fueron frenados por esa oposición al cambio que oxida el engranaje de algunas grandes corporaciones.
Pero Beatriz no se dejó llevar, y cuando le dijeron: “Es que tú no piensas como nosotras”, no pudo estar más de acuerdo. Abandonó su zona de confort en la empresa, asumió el riesgo y se lanzó a montar su propio negocio, Robbokids, una startup recién salida del horno dedicada a la enseñanza de programación y robótica. Pero dejemos que nos lo cuente ella misma:
“Empecé hace seis meses aproximadamente, ofreciendo a los coles y a los profes la posibilidad de hacer cosas distintas con los niños. La programación y la robótica son divertidas, y ahora mismo hay herramientas muy sencillas con las que los niños pueden aprender no sólo programación, sino también otras competencias, como la matemática, la verbal, e incluso inglés también”.
“Luego, por el lado de los profesores, ellos ven también que los alumnos atienden, que están interesados, y cuentan así con otras herramientas para relacionarse con los niños”.
“Robbokids surge al detectar la necesidad de los profesores y los alumnos en los colegios; empezamos a crear pequeños talleres donde hacemos programación con Scratch para iniciación. Si los niños son un poco más avanzados, les ponemos retos; trabajamos con code.org, donde tienen distintos juegos como el de star wars, que les gusta mucho, y se lo pasan muy bien, de hecho”.
“A principios de mes estuvimos en el Campus Madrid de Google haciendo un taller gratuito y vinieron 20 niños, desde los 6 años hasta los 15”, cuenta Beatriz. “Cuando les vimos entrar dijimos: ‘¡Ay! ¡A ver qué hacemos con esta diferencia de edad!’ Roberto, que es el profesor, pensaba: ‘A ver cómo gestionamos esto’”. Pero la robótica hizo su magia, y en una hora y media, todos los niños estuvieron sentados y trabajando. Como además Roberto lo que hace es ir personalizando a cada alumno, salieron súper contentos, porque vieron que con una brecha tan amplia de edades es posible hacer un taller. Hasta ese momento lo habían hecho sólo con niños más pequeñitos, de siete u ocho años.
A parte de programación, colaboran con otra empresa que se llama ChromVille, para realidad aumentada, donde los niños colorean con unas fichas, y así trabajan temas como el de la psicomotricidad, sujeción correcta del bolígrafo, dibujo, etc, y luego, por otro lado, con la tableta o con el móvil utilizan una app con la que ven el dibujo en realidad aumentada. Esto les gusta muchísimo a los niños.
“Estamos trabajando también con realidad virtual”, -dice Beatriz-, “con las gafas de google, que es una aplicación de juego y entretenimiento, y es una manera de que por ejemplo los niños conozcan Nueva York, de que hagan juegos de psicomotricidad o de pensamiento lógico”.
“Por último, estamos también con drones. Los utilizamos para adquirir las habilidades necesarias para dirigir al dron. Los tenemos de vuelo y los tenemos de tierra. Con los de vuelo tenemos cuidado para respetar la normativa por el tema de la altura y otras consideraciones”.
“De momento hacemos talleres; trabajamos con ludotecas y hubs para emprendedores donde vamos a impartir esos talleres. La idea es ir más allá, impartir en colegios, en los centros: En lugar de llevar a los niños al museo de ciencias, que sea el museo de ciencias el que vaya a los niños; por ejemplo, con la realidad virtual esto podría ser factible”.
Formación de formadores
“Otra vía que queremos abrir es desde luego la formación a profesores; ya estamos teniendo alguna propuesta para formar a los profesores en estas herramientas, no sólo en Scratch, sino también en App Inventor; los propios profesores pueden crear aplicaciones, por ejemplo de matemáticas, y los niños lo disfrutan. Queremos que sean conscientes de que es necesario introducir estas herramientas en el aula, porque ya están en la vida de los niños. Es una manera de acercarse a ellos y de que aprendan”.
Beatriz acudió a la Universidad Francisco de Vitoria, donde le informaron de que necesitaban al menos una charla de concienciación para que los profesores sepan qué es la programación y asimilen que tienen que incorporarla. Allí ya se están haciendo incluso carreras y grados de robótica enfocados a profesores.
Asignatura de Tecnología, Programación y Robótica
Beatriz nos cuenta que “en relación a la nueva asignatura de Tecnología, Programación y Robótica, desde la Comunidad de Madrid se impartió una formación; lo que pasa es que los profesores están algo verdes y con esto se quedan cortos, necesitan más conocimientos”.
“Yo lo comparo al bilingüismo” –comenta-. “Sí, se ha implantado, hay colegios que lo están haciendo bien, pero hay carencias todavía porque hay profesores que aún no han alcanzado el nivel necesario. En esto, ocurre lo mismo: Aunque hay profesores que hacen maravillas, de hecho desde hace muchísimos años, el conocimiento no está implantado como tal”.
Le preguntamos a Beatriz sobre la posibilidad de impartir la asignatura oficial de Tecnología, Robótica y Programación y nos responde: “Aunque es complicado, es algo que me gustaría abarcar; sin embargo, ya existen empresas con un largo recorrido y por otro lado los colegios lo que intentan es formar a su profesorado y hacerlo todo abaratando costes”.
Le consultamos si conoce los pasos a seguir para impartir asignaturas curriculares en colegios y nos contesta que habló con una gestoría que lleva centros religiosos en toda España, donde le informaron de que se solicitan unos requisitos importantes de calidad, que los formadores sean cualificados, y ella opina que eso es lo que tiene que ser. Sobre los procedimientos concretos, Beatriz presenta sus dudas, así que desde Learning Lovers lo hemos investigado.
En el Ministerio de Educación nos confirman que las asignaturas de la ESO, como es el caso de la de Tecnología, Robótica y Programación, están derivadas a las Comunidades Autónomas. Acudimos entonces a la Comunidad de Madrid, donde nos informan desde el Servicio de Inspección Educativa que esta posibilidad se restringe a los colegios privados, ya que en los públicos y concertados sólo pueden contratarse a empresas externas las actividades y talleres extraescolares (fuera del horario de impartición de las asignaturas oficiales).
En el Servicio de Inspección Educativa nos indican además que para los colegios privados, los profesores deben cumplir unos requerimientos de formación y experiencia, así como pasar a pertenecer al claustro del colegio. Sin embargo, parece que no existe ningún impedimento legal para que el pago al profesor se haga “en diferido” (es decir, que el colegio contrate a una empresa externa, y ésta a su vez pague al profesor, tal y como se regula en la Ley 14/1994 de 1 de junio).
En relación a los contenidos a impartir, éstos deben cumplir con la normativa vigente en cada comunidad autónoma. En el caso de Madrid, por ejemplo, el currículum de la asignatura de Tecnología, Robótica y Programación está regulado por el Decreto 48/2015, de 14 de mayo, publicado en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid. En la página 297 y sucesivas puede verse el índice de contenidos que debe abarcar la asignatura en los cursos de primero, segundo y tercero de la ESO.
En el supuesto de querer aportar además los materiales de la asignatura (libros de texto, por ejemplo), para garantizar que cumplen con el currículum oficial, antes hay que certificarlos en la Consejería de Educación correspondiente. En Madrid, hay que acudir en persona a su sede situada en la calle Gran Vía, 20 para realizar la gestión.
¿Qué implicaciones tendría este modelo de subcontratación? Para los colegios privados, significaría que una empresa externa se encargaría de hacer previamente la selección del profesorado, garantizando que cumple con los requerimientos legales establecidos; además, no tendría que hacer una inversión en la compra y mantenimiento de dispositivos (robots, impresoras 3D…), ya que serían facilitados en régimen de alquiler por la empresa. Por otra parte, al funcionar como una ETT, se garantizaría un seguimiento del profesor y en caso de no dar el resultado esperado, el colegio podría solicitar a la empresa su sustitución por otro profesional más adecuado a sus necesidades.
Desde el punto de vista del colegio, la contratación se gestionaría directamente con la empresa, no con el profesor, y podría tener la naturaleza de obra y servicio por tiempo limitado, de modo que la relación contractual se reanudaría si fuera el caso en función de las necesidades del centro.
Desde el punto de vista del profesor, su contrato laboral se establecería con la empresa, que le facilitaría la búsqueda de empleo en los colegios clientes y otras entidades como asociaciones de padres y madres, asociaciones escolares, etc, donde podrían solicitar sus servicios en periodos no lectivos para la impartición de talleres, campamentos, actividades extraescolares, etc. Por otro lado, si un colegio decidiera prescindir de los servicios de un profesor, éste no pasaría a estar desempleado, ya que mantendría su contrato con la empresa, que podría ofrecerle otras oportunidades en otros colegios o instituciones clientes.
En relación a este sistema, Beatriz opina que “es un modelo que debería ser, porque los colegios no tienen por qué ser expertos en todo. Son buenos gestionando la educación, gestionando a los alumnos y a lo mejor en las asignaturas más comunes, pero no tienen por qué tener todo el conocimiento”; a ella parecería bien que abriesen la puerta a algunas empresas para poder entrar en los centros y colaborar. Piensa que “debería ser así, y más
en asignaturas como éstas en las que tienes que estar innovando todo el rato; tienes que saber qué es lo que hay fuera, y si al final el profesor está en el aula, no puede estar fuera. El contar con empresas que les pueden ayudar a innovar sería una colaboración perfecta”.
La situación del mercado
“Ahora mismo hay boom” –dice Beatriz-. “Todo el mundo piensa que se pueden hacer talleres de programación y robótica y ya está. Pero esto tiene que tener una continuidad y hay profesores que vienen desde muy lejos haciendo programación y robótica en las aulas, a lo mejor no con lo que se conoce ahora, pero sí con lo que había en su momento. De hecho, yo empecé con la idea porque mi padre era programador y de pequeñitas (a lo mejor yo tendría 7 u 8 años), él empezó ya a darnos clases de programación. Es verdad que en casa del herrero, cuchillo de palo, y no le hacíamos caso, y ahora me arrepiento. Cuando volví a retomar la idea pensé: ‘Si hubiera aprendido en su momento programación, a lo mejor ahora mismo ya tendría un camino muy avanzado’”.
“Hay empresas que llevan mucho tiempo y que son buenas, y hay otras que están apareciendo porque sí, por la oportunidad que están viendo ahora y yo creo que hay que tomárselo en serio. Yo en educación llevo seis años trabajando, yendo a colegios, viendo las necesidades, y desde luego hay mucho camino todavía que hacer y hay que tener una continuidad, que no sea una moda pasajera”.
España respecto a otros países
“Puedo hablar desde lo que veo en España y lo poco o mucho que he visto fuera. Ha estado en Londres, por ejemplo, viendo colegios; eso sí, me llevaron a los colegios que estaban más avanzados; entonces lo comparas con algunos de España y dices: ‘¡Madre mía, nos queda un abismo!’ Pero sé que hay colegios en España que están haciendo realmente cosas buenas. Por ejemplo en Carabanchel, que es un barrio medio, familiar, donde el colegio es concertado, están haciendo un trabajo muy bueno, tanto el director, como los profesores, que están creando sus propios contenidos en una plataforma; ahora se están metiendo ya con robótica, con temas de Arduino… Creo que España está en el camino, que tiene todavía mucho recorrido por hacer, pero que estamos en un buen punto”.
Do you speak English?
Beatriz va a trabajar en inglés. Eso lo tiene claro, ya que puede ser su punto de inflexión para ofrecer un valor añadido. Van a colaborar con una entidad de idiomas en la zona de Getafe, en la Comunidad de Madrid. De hecho, ya tienen demandas de colegios para impartir talleres en inglés. Para Beatriz, además, “cuando se trata de programación, hacerlo en inglés sería algo natural”. “Los padres podrían obtener una clase extraescolar como si fueran dos; a lo mejor los niños no van a aprender la gramática en inglés, pero eso lo van a aprender sí o sí en el colegio, así que sería una manera de poner en práctica el inglés y encima aprender programación”.
Ofertas de empleo
De hecho, Beatriz está buscando formadores que den programación en inglés. Ella misma está aprendiendo programación para que si en un momento dado tiene que impartir la clase, pueda ser en inglés.
Está ofreciendo empleo de profesor para estudiantes de ingeniería o de magisterio, o bien de algún tipo de carrera enfocada a la impartición de la formación, con algo de tecnología; ellos aportarían la formación en profundidad de lo que el profesor tendría que hacer. Por el momento, ofrecen un salario para estudiantes y un contrato temporal.
Ayudas para startups
Estuvieron en Impact Hub, que está en Atocha, en Madrid. Les recibieron muy bien, y les dijeron que les gustaría volver a hablar más adelante, porque sí que les gustaba la idea. Visitaron Campus Madrid, que también funciona como una incubadora, y ahí les dieron facilidad: A principios de mes organizaron un taller para 20 niños, para el que no tuvieron que pagar nada; les ayudaron con la comunicación en redes, lo pusieron en la web.
También han enviado el proyecto a alguna fundación, a algún museo, ofreciendo servicios gratuitos o a precio casi de coste, aunque es complicado todavía.
eLearning
De momento, están en presencial. Tienen pensado crear una plataforma con video tutoriales para que los padres también se formen, porque a veces los padres se quedan un poco descolgados de este tema y no pueden ayudar a sus hijos; de hecho, suele ser al revés: Son los niños quienes ayudan más a los padres.
“Entendemos que todo esto de las tecnologías tiene que tener una seriedad –dice Beatriz- y para eso los padres tienen que estar formados. La mejor manera de que los padres se formen es a través del eLearning”.
Feedback
Beatriz considera que las empresas de dispositivos están creando buenos productos que pueden llegar muy bien al mercado, pero les falta un intermediario, el comercial, alguien que llegue bien al usuario final. “Los profesores están en el aula y no van a visitar una feria, y la feria parece que no se acerca a los colegios”, comenta. “Falta un paso de unión. Igual que el vendedor necesita un buen producto, el que tiene un buen producto necesita a un buen vendedor. Hace falta un siguiente nivel o un nivel intermedio entre lo que son los fabricantes y el usuario final”.
“Los niños son súper creativos y seguro que pueden dar muchísimo feedback a las empresas proveedoras. Incluso plantear algún experimento, unir a los niños con los fabricantes podría estar bien en un momento dado”, opina Beatriz.
Necesidades educativas especiales
“A los niños les ves tan apasionados… En todos los talleres que hemos hecho siempre ha habido un niño un poquito más tímido; el otro día había uno con sordera y con dificultades visuales. El padre nos avisó para que lo tuviéramos en cuenta. Fue sorprendente: El niño hizo todos los ejercicios que el profesor le puso, levantaba la mano y preguntaba, y cuando luego se lo dijimos al padre, estaba emocionado; esto puede ser muy inclusivo”.
La opinión de los padres
“Se van muy contentos. El otro día querían entrar en el taller. Les dijimos que al principio de la actividad no, porque los niños cuando están con los padres se ponen ‘tontos’, no atienden y están más enfocados al padre. Les pedimos que participasen en los últimos 15 minutos. Entraron, y es verdad que los niños, que estaban todo el rato quietos, cuando llegaron los padres se levantaron, pero para enseñar lo que habían hecho y sintiéndose orgullosos. Los padres estaban sorprendidos con lo que habían creado sus hijos”.
“Siempre, antes que estar jugando a un video juego, es preferible que lo creen ellos, que sean los creadores de su propio juego, que es súper creativo y que les da unas herramientas para el futuro; aunque no vayan a ser programadores, para otras muchas cosas les puede servir”.
AMPAS
De momento, no se han reunido con ellos. Siempre han acudido a los directivos de los colegios y no han tenido la oportunidad de ver a las AMPAS. Sí que quieren hacerlo y concienciarles de que esto existe y de que tienen que estar preparados.
Beatriz se despide transmitiéndonos que está ilusionada, emocionada: “Hay que lanzarse y no tener miedo; es verdad que te puedes equivocar, pero en programación una cosa que aprendes es eso, que te equivocas y no pasa nada; vuelves a empezar, lo vuelves a intentar… ¡te ayuda a resolver el problema!”
Escrito por Leticia Lafuente para LearningLovers.org.
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